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Mensaje por SexRock Vie Nov 04, 2016 1:59 pm

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Heme aquí nuevamente en una espectacular noche de gala en la cual mi marido es el centro de atención, ¡sí! ese maldito bastardo que no es más que mera apariencia. Yo no soy más que un simple trofeo en su colección. Gracias a la familia Katin logró despuntar como abogado ya que mi padre lo recomendó al mejor bufete de abogados de Rusia, sin contar que ese bufete es de mi padre y también sin mencionar que se casó con la hija del dueño. Me casé con el más que nada por hostigamiento de mi madre; como siempre mi padre no estaba muy de acuerdo con las opiniones de mi madre ya que sabía el tipo de hombre que era mí ahora esposo. Pero ya no vale la pena recordar todo eso, hace mucho que ya no siento nada, mi vida es una total farsa maquillada con felicidad, sonrisas y amor hacia mi flamante esposo. En verdad esta cena de gala me vale una mierda, solo veo a gente que no conozco y que ni quiero conocer, pero tengo que regalarles una sonrisa fingidamente agradable. Justo ahora sólo quisiera embriagarme y largarme a mi casa, dormir y ya no despertar jamás. Busco a Edik para decirle que me siento mal y que me quiero largar de su puta cena filántropa. Lo busco por casi todo el salón sin éxito, así que opto por salir a la calle y tomar un taxi que me lleve a mi casa, sé de antemano que el muy hijo de perra me volverá a golpear por retirarme sin su consentimiento, pero a estas alturas me da igual.-Justamente terminaba de pensar esto cuando…Cuál fue mi sorpresa… el muy hijo de puta estaba en pleno agasajo con una “señorita”, no podía sentirme más humillada y sin valor que en ese instante.-
LENA: ¿Pero qué mierda es esto Edik!
EDIK: ¡Nada que te importe! ¡Lárgate de aquí! ¡No te metas en mis asuntos! –Arreglándose la camisa y colocándose el saco, besó en mi cara a esa mujer en sus labios. Ya no iba a soportar más esa escena. -
LENA: ¡Estás imbécil o qué te pasa estúpido! – Estaba realmente fuera de mí, ya no sabía si era porque estaba con esa tipa o en sí por la humillación, realmente había herido mi orgullo de mujer y había pisoteado mi dignidad. Al terminar estas palabras solo sentí ardor en mi mejilla izquierda y cuando menos pensé ya estaba en el piso, el muy poco hombre me había golpeado una vez más. La mujer con la que estaba al ver la escena optó por irse lo más pronto posible. -
EDIK: ¡Mira lo que hiciste estúpida! ¡Hiciste que una verdadera mujer me dejara! –El me gritaba mientras yacía en el piso aún aturdida por el bofetón que me había proporcionado, no bastando con eso, el bastardo me tomó del brazo y por la parte de atrás del cuello para obligarme a levantarme. Cuando de repente escuché como derrapaba lo que parecía ser una moto, vi que alguien se bajó de ella y como si fuera en cámara lenta vi cómo le dio un derechazo a mi grandioso esposo, vi como el hijo de puta cayó al suelo. Mi sorpresa fue aún mayor cuando mi ángel guardián habló. -
- ¡Hey! ¿Estás bien? – La voz era de una mujer ¡Por dios! Una mujer salvó mi trasero. Que por cierto no se veía nada mal en su traje de motociclista negro que se le pegaba provocadoramente a sus curvas. -
LENA: Sí. -Le respondí tímidamente. Cuando de repente se quitó el casco y… Me robó el aliento… unos ojos bellamente azulados, una cabellera negra y unos labios muy sexis, fue lo que aprecié. -
-Mi nombre es Yulia, y es mejor que te vayas antes de que este estúpido se levante. -Me extendió su mano dándome un casco e invitándome a subir a su moto. Un impulso hizo que lo tomara y me subiera a la moto no sin antes patearle los testículos y dejando retorciéndose del dolor al bastardo. –
Yo hacía un total contraste, ya que iba montada en una moto Ducati negra con mi vestido de noche y la piloto iba con su traje de cuero negro de motociclista. Por primera vez en mi vida me sentía como una total rebelde, al sentir la velocidad y la adrenalina por golpear a mi estúpido poco hombre de mi esposo… Realmente me sentía viva. Yulia me llevó a lo que parecía una especie de escondite ya que no era muy fácil de encontrar, me ayudó a bajar de la moto con sumo cuidado y me invitó a entrar. Era algo a cogedor, tenía lo indispensable, pero… Me hacía dudar ya que si tenía una Ducati ¿Por que vivía en un lugar así?
Me ofreció algo de tomar ya que notaba en mis ojos algo de inquietud y desconfianza a pesar de que me defendió del patán de mi esposo por lo cual yo le pedí un vaso con agua. Se dirigió a lo que creo que era la cocina y sacó de un frigo bar una botella con agua, se acercó nuevamente a mí y me la dio. Noté que quería romper el hielo, pero no sabía cómo así que decidí en hacerlo yo. -
LENA: Muchas gracias por defenderme del estúpido de mi marido
YULIA: ¿Qué? ¿Ese pedazo de estiércol era tu marido?
LENA: Sí –Conteste totalmente apenada y con un hilo de voz. -
YULIA: Vaya, las sorpresas que da la vida. Nunca me hubiera imaginado eso, por la manera que te trató tan denigrante yo me imagine que trataba de violarte o asaltarte en el mejor de los casos.
LENA: Lo sé y por favor no me lo hagas recordar…- Yulia solo asintió. -
YULIA: Por favor toma asiento, sé que no es el palacio de Buckingham o lo más cercano a lo que estás acostumbrada, pero es lo que hay y quiero que te sientas lo más cómoda posible. –Señalándome un sofá algo maltrecho. -
LENA: No te preocupes, agradezco tu amabilidad –y tomé asiento. Se retiró a lo que parecí a ser su habitación, en la posición en la que estaba el sofá tenía algo de visión a su habitación abrí la botella con agua, le di un sorbo y justo vi de reojo que se estaba quitando ese traje que la hacía lucir bastante bien, algo en mi interior me decía que tenía que saciar mi curiosidad. Pero por el amor de dios ¿Acaso me está llamando la atención una mujer? Bueno… por cómo luce y cómo llegó a rescatarme creo que me hace dudar de mi heterosexualidad. Así que opté por acomodarme de tal manera que tuviera una mejor perspectiva de mi “ángel guardián”. Y qué perspectiva tomé… estaba observando cómo se iba desnudando, poco a poco iba deslizando por sus hombros la parte de arriba del traje, después iba bajando con cuidado hasta dejar al descubierto sus pechos, siguió deslizándolo hasta su bien trabajado abdomen; dejo de deslizarlo y buscó una camisa, la que escogió fue una blanca de tirantes que se le ajustaba baste bien a su cuerpo. Yo no podía dejar de preciar semejante espectáculo. Prosiguió con su ritual, vi cómo iba bajando el traje por sus muy pero muy bien torneados glúteos bajando también por sus muslos que también tenía que hacerles justicia, estaban muy bien trabajados. Notaba como se me secaba la boca y una excitación empezaba a invadirme. En verdad quería que me tocara y me poseyera esa sensual y hermosa mujer. Que para ser sincera era comprensible ya que tenía como 3 años sin sentir un orgasmo o algo cercano. Al terminar de quitarse su atuendo, tomó un mini short y se lo puso, se acercó al frigo bar y tomó una cerveza para posteriormente sentarse a un lado mío. ¡Wow! Esos ojos son más hermosos de cerca y… esos labios en verdad que quiero probarlos. Sólo mordía mi labio inferior para no saltar sobre ella. Creo que Yulia percibió ese gesto como si estuviera apenada ya que me preguntó. -
YULIA: ¿Cómo te sientes? –Me sorprendí por su pregunta, notó mi expresión y señaló el morete que tenía en mi mejilla. -
LENA: Bien, aunque… Me duele un poco. -Mentí de una manera tan descarada, que ni yo misma daba crédito. Después de ver todo ese espectáculo me olvidé del dolor y sólo quería tener la atención de mi “ángel”, quería que se preocupara o que tratara que mi dolor se calmara. Yulia se paró y empezó a buscar algo que simulara una compresa, pero sólo encontró una bolsa de plástico la cual llenó con hielos, la cubrió con un lienzo blanco, se acercó a mí, tomó mi rostro para tener mejor visión del morete y no lastimarme más. Cuando de repente algo, no sé qué, tal vez mi lívido, mi urgencia de sentirme mujer nuevamente, fue algo que no puedo explicar… Al sentirla tan próxima a mi rostro la besé, me agradó en demasía la sensación de sus labios contra los míos, sentí esa conexión con Yulia. Sé que sólo era carnal y en verdad no quería pensar en más. La deseaba y al sentir esa pasión y deseo correspondido en su beso supe que también sentía lo mismo. Separamos nuestros labios por falta de aire y me dijo: -
YULIA: En verdad que eres muy hermosa y ardiente y eso me gusta. –Notaba ese deseo en sus ojos, que hacía que me desarmara. -
LENA: Me llamo Elena, pero puedes llamarme Lena.
YULIA: Muy bien Lena, sólo te diré que en verdad quiero hacerte mía y no quiero que estás palabras te tomen por sorpresa ya que, sé muy bien que quieres lo mismo. Vi cómo me observabas cuando me estaba cambiando, así que decidí jugar un poco contigo y provocarte… Creo que surtió efecto. -Me lanzó una sonrisa y una mirada tan sugerentes y sexis que una vez más no me pude contener y me lancé sobre ella, caímos a una especia de alfombra que había en el suelo. Yo sólo quería ser suya y que ella fuera mía, olvidarme de que estaba casada con una escoria de persona y entregarme por primera vez en mi vida a lo que sentía en el momento. La besé nuevamente, me abrí paso con mi lengua por sus labios hasta encontrar la de ella. Empezaron esos roces de nuestras lenguas que me fueron estremeciendo y excitando conforme iba subiendo de intensidad el beso. Yulia hábilmente bajó la cremallera de mi vestido y lo empezó a deslizar delicadamente. El rose de sus dedos contra mi piel provocaban un torbellino de sensaciones, finalmente me despojó de él quedando en ropa interior encima de ella. Podía observar en sus ojos azules el deseo carnal que quería saciar a como diera lugar y obviamente yo quería que fuera conmigo y no iba a poner resistencia alguna. Yulia empezó a besar mis hombros desnudos, después comenzó a morderlos suave y delicadamente, ella quería que mis sensaciones estuvieran a flor de piel y para ser sincera lo estaba logrando. Desató mi sostén dejando al descubierto mis senos, los cuales observó de una manera un tanto pervertida que extrañamente no me incomodó en lo más mínimo. Mi hermoso “ángel” colocó sus manos sobre ellos y empezó a masajearlos con tal cadencia que solté un gemido y empecé a mojar mis bragas. Yo busqué su cuello para besarlo y excitarla tanto como yo lo estaba, lo encontré así que comencé a besarlo, metí mis manos debajo de su camisa para despojarla de ella, me ayudó un poco al medio incorporarse y aprovechó para pasar sus hábiles manos por mi espalda que hicieron que me estremeciera aún más; al tenerla semidesnuda bajo de mí y sentir esa mirada tan sugerente una vez más. Sólo quería sentir su piel junto a la mía. Vi la excitación en sus pechos y por instinto comencé a besarlos y acariciarlos. Escuché un gemido por parte de ella lo cual me dio pie a succionar uno de ellos mientras masajeaba el otro como si no hubiera un mañana. Sabía que ya estaba tan excitada tanto o más que yo. Después con rápido movimiento me dejó debajo de ella y empezó a hacer la misma operación que yo hice con ella, posteriormente empezó a bajar lentamente y recorrer mi abdomen con su lengua hasta bajar a mi sexo. Empezó a dibujar círculos con su lengua en mi clítoris ya hinchado, y posteriormente empezó a succionar suave y delicadamente, yo estaba sintiendo un placer que jamás había experimentado. Posteriormente introdujo su lengua en mi vagina y comenzó a hacer círculos la sensación era demasiado deliciosa, iba sintiendo como mis muslos se iban tensando, cuando de repente dejó de darme ese placer que casi hacía que tocara las nubes.
YULIA: No… Preciosa… Aún no … No quiero que llegues –Su voz era entrecortada al decirme esto. -
Se colocó nuevamente encima de mí, colocó su sexo contra el mío y comenzó un vaivén que provocó que empezara a gemir de placer y Yulia lo estaba disfrutando. El vaivén fue incrementándose hasta que ya no pudimos más y alcanzamos el clímax. Yulia se desplomó sobre mí y yo… yo estaba totalmente extasiada y satisfecha. No podía creer que una mujer me hubiera dado tanto placer como lo hizo ella. Era como si conociera cada parte de mí. Una vez que Yulia recupero el aliento me besó.
YULIA: Me atrevo a decir que fue el mejor sexo de mi vida.
LENA: Yo sí te lo puedo asegurar. –Dije esto con determinación y sin ningún tipo de pena. -
YULIA: Me alagas Lena, pero… ¿Qué no se supone que… -La interrumpí sin vacilación y sin miramientos. -
LENA: ¡No! Ese imbécil ni eso sabe hacer bien. Lo único que sabe hacer es golpear mujeres el muy hijo de puta.
YULIA: Tranquila pecosita. -Me abrazó y me dijo. - Eso ya no volverá a pasar de eso me encargo yo. –Esto último lo dijo con una determinación que me hizo sentir por primera vez en mi vida adulta protegida…

••••CONTINUARA••••
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